Hoy os propongo una receta
con pasta filo; para todos aquellos que no la conocéis aquí os dejo una breve
introducción:
La pasta filo es una masa
o pasta blanda, fina y transparente como una hoja de papel, elaborada con
harina común, aceite, sal y agua.
Podemos situar su origen
en Grecia y se utiliza especialmente en la cocina griega y árabe, para
repostería y rellena de preparaciones saladas. Yo recomiendo comprarla pero puede elaborarse de forma
casera y se preserva hasta un año congelada.
En la cocina la pasta filo
no debe estar nunca o lo menos posible, expuesta al aire mientras no se trabaja
con ella, ya que tiende a endurecerse y por lo tanto deja de ser manejable.
La pasta filo se conserva
herméticamente cerrada, en la nevera o en el congelador. En el primer caso debe
sacarse de la nevera un poquito antes de trabajar con ella. En el segundo,
además, debe estar unas ocho horas antes en la nevera, luego unas 3 horas fuera
de la nevera.
Existe otra pasta muy
parecida a la filo pero de origen magrebí y que es más utilizada en nuestras
cocinas, es la pasta brik. Una especie de crepe, una oblea muy
hojaldrada, de textura crujiente, una vez rellena y bien frita u horneada, ha
logrado encandilar a los paladares más selectos.
Bien, vamos entonces con
la receta:
INGREDIENTES:
1kg de espinacas frescas
100gr de queso azul
1 huevo L batido
sal
aceite
mantequilla
ELABORACIÓN:
Lo primero será rehogar
las espinacas con un poquito de aceite de oliva. Una vez rehogadas, escurrimos
el exceso de líquido y reservamos.
Colocamos unas 3 láminas
de pasta filo en la base de nuestro molde y encima disponemos las espinacas.
Cortamos unos trocitos de
queso azul y lo vamos espolvoreando encima de las espinacas.
Vertemos el huevo batido y
cerramos hacia el centro del relleno los bordes de la pasta filo.
Pincelamos con mantequilla
fundida los bordes y metemos al horno 20 minutos a 180º C.